Muy buenas a tod@s!
Según la Organización Mundial de la Salud, (OMS), más de 300 millones de personas en el mundo sufren Trastorno Depresivo Mayor y su prevalencia va en aumento.
La depresión puede llegar a ser crónica y muy incapacitante y en su versión más grave, puede incluso conducir al suicidio de la persona.
El miedo al estigma y la falta de apoyo a las personas que sufren trastornos mentales, impiden muchas veces que puedan acceder a un tratamiento adecuado que les permita llevar una vida plena y saludable.
Es por ello que en el siguiente post trataré de explicar en qué consiste el Trastorno Depresivo Mayor (TDM), cuáles son sus principales síntomas; los factores de riesgo de inicio y mantenimiento del problema y cuál es el tratamiento de elección más adecuado para abordarlo.
Síntomas y criterios diagnósticos
Según el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales, (DSM V), para diagnosticar el Trastorno Depresivo Mayor (TDM), la persona debe presentar, durante al menos 2 semanas, 5 (o más) de los siguientes síntomas, (y al menos uno de ellos, debe ser el 1, ó el 2):
- Un estado de ánimo deprimido, la mayor parte del día, casi todos los días. En general, las personas con TDM, suelen describir un estado de ánimo “deprimido”, “triste”, “desesperanzado”, o “desanimado», aunque algunas personas, pueden presentar más quejas somáticas que tristeza (p.ej. dolores de cabeza, de estómago, de articulaciones, etc.) y otras, pueden presentar un estado de irritabilidad mayor de lo normal. En este sentido, los niños y adolescentes suelen presentar un estado de ánimo más irritable, que triste, (p. ej., se enfadan con más facilidad, se frustran por cualquier cosa sin importancia, etc.).
- Anhedonia (o pérdida de interés y placer por las cosas que antes disfrutaba). Dejan de salir con amigos, de practicar hobbies, de viajar, de realizar actividades placenteras, etc… Esto les lleva a no obtener refuerzo positivo y a aislarse socialmente, hecho que empeora el problema, porque se quedan focalizados en sus pensamientos negativos.
- Pérdida o aumento de peso (o del apetito).
- Insomnio o hipersomnia
- Agitación psicomotora (no pueden parar quietos) o por el contrario, muestran «enlentecimiento psicomotor» (es decir, muestran un discurso, pensamiento y movimientos mucho más ralentizados de lo normal).
- Fatiga o pérdida de energía casi todos los días, (incluso cuando llevan a cabo tareas que no requieren mucho esfuerzo).
- Sentimiento de inutilidad o culpa excesiva (que puede llegar a ser delirante).
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar pequeñas decisiones. (En los niños y adolescentes, esto puede manifestarse en un descenso en el rendimiento académico).
- Pensamientos recurrentes de muerte, ideas suicidas o intentos de suicidio. Es importante estar alerta a determinados indicios como verbalizaciones del tipo “los demás estarían mejor sin mí” y a determinadas conductas inusuales, (como el hecho de dejar las deudas pagadas o el testamento arreglado). En estos casos la persona siente un dolor emocional terriblemente doloroso y percibe los obstáculos de su vida como insuperables, con lo que sería necesario pedir ayuda profesional de inmediato.
Para poder diagnosticar TDM, hay que descartar que éstos síntomas puedan deberse a una enfermedad médica, (p.ej. hipotiroidismo), o a los efectos fisiológicos de determinadas sustancias (como el alcohol, drogas o fármacos).
Asimismo, para poder diagnosticar TDM éstos síntomas deben causar un malestar significativo en la persona y un deterioro importante en las principales áreas de su vida, (personal, familiar, laboral y social).
Factores de riesgo de inicio y mantenimiento del TDM:
El TDM no se origina por una sola causa concreta, sino por muchas que interactúan entre sí. Es decir, se trata de un problema de origen multifactorial y es por ello que su abordaje debe ser multidisciplinar y debe hacerse desde un punto de vista biopsicosocial, (farmacológico y/o psicológico). Algunos factores de riesgo conocidos, son los siguientes:
-Genéticos y neurobiológicos: gracias a numerosos estudios de laboratorio y a las técnicas de neuroimagen se sabe que las personas con TDM suelen mostrar alteraciones neuroanatómicas y funcionales en los sistemas neuronales que permiten la regulación emocional y la búsqueda de recompensa. Por otro lado, existen números estudios genéticos que muestran que éstas personas suelen presentar variantes genéticas que predisponen a los familiares de primer grado a presentar una hiperactividad en el eje hipotálamo-hipofisio-adrenal y un mal funcionamiento del transportador de serotonina, (neurotransmisor que modula el estado de ánimo).
-Temperamentales. El neuroticismo (o la «afectividad negativa») está relacionado con el inicio y desarrollo del TDM.
-Factores de vulnerabilidad psicológica. P.ej: creencias irracionales aprendidas de hiperresponsabilidad y perfeccionismo; baja capacidad de tolerancia a la frustración; la necesidad de aprobación por parte de los demás; un estilo atribucional disfuncional (interno, estable y global); la dificultad para expresar las emociones; la falta de asertividad y habilidades sociales; la baja autoestima; la falta de estrategias de afrontamiento positivo; etc.
-Ambientales. Los acontecimientos adversos en la infancia y los acontecimientos vitales estresantes también predisponen al inicio y mantenimiento del TDM. Por otro lado, el estigma social que todavía impera sobre los problemas de salud mental, ayudan a que muchas veces el problema empeore y se mantenga.
Prevalencia, curso y comorbilidad
La prevalencia del TDM es mayor en mujeres que en hombres.
El problema suele iniciarse en la adolescencia temprana y su curso es bastante variable, (de manera que algunas personas apenas presentan remisiones, mientras que otras permanecen durante muchos años sin síntomas).
El TDM puede coexistir con otros trastornos como el abuso de sustancias, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), el Trastorno de Pánico (TP), la Anorexia y la Bulimia Nerviosa y el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
Es importante destacar, que las personas que sufren determinadas enfermedades orgánicas, (como el cáncer, diabetes, etc.) pueden presentar signos idénticos a los del TDM (como pérdida de peso, fatiga, hipersomnia, etc.) pero no por ello padecer TDM. Por ello es imprescindible llevar a cabo un adecuado diagnóstico diferencial que permita un adecuado abordaje de cada problema.
Diagnóstico:
El diagnóstico debe hacerse mediante una entrevista clínica diagnóstica semiestructurada que siga los criterios DSM V y mediante algún test psicológico (como el BDI-II), que permita valorar la frecuencia, duración e intensidad de los síntomas a lo largo de todo el proceso de intervención. En la entrevista clínica, es importante evaluar también el malestar subjetivo que producen a la persona dichos síntomas; los posibles problemas que generan en sus relaciones interpersonales; el grado de discapacidad que le suponen a nivel personal, laboral y social; el posible riesgo de suicidio; los posibles factores protectores con los que cuenta la persona, etc.
Tratamiento
En los casos moderados y graves se suele llevar a cabo un abordaje multidisciplinar combinado, basado por un lado en la administración de fármacos antidepresivos, (p.ej. Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina) y por otro, en un tratamiento psicológico de orientación Cognitivo Conductual.
Los objetivos de la intervención psicológica son los siguientes:
- Mejorar el estado de ánimo de la persona.
- Aumentar su nivel de actividad y la recepción de estímulos reforzadores.
- Mejorar su sintomatología fisiológica, (problemas de sueño, alimentación, etc.)
- Modificar creencias y pensamientos disfuncionales por otros más adaptativos y realistas.
- Proporcionar a la familia recursos y estrategias que les pueda ayudar a afrontar mejor el problema.
Para ello, se suelen utilizar estrategias como: la Psicoeducación; las técnicas de respiración y relajación; técnicas de Activación Conductual; técnicas de Reestructuracion Cognitiva; el entrenamiento en Asertividad y Habilidades Sociales; el entrenamiento en estrategias de Afrontamiento Positivo; la técnica de Resolución de Problemas; Mindfulness; etc.
Hasta aquí mi explicación sobre la depresión. Espero que pueda resultar de vuestro interés y ayuda.
Os doy las gracias por vuestra atención y hasta el próximo post!!
Referencias bibliográficas:
American Psychiatric Association (APA). (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5, 5ª Edición. Madrid: Editorial Médica Panamericana
Vallejo Pareja, M.A. y Comeche, M.I. (2012). Depresión. En Vallejo Pareja, M.A. (Ed.) (2012). Manual de terapia de conducta (Volumen 1). Madrid: Dykinson.
Vázquez, C., Hernangómez, L., Hervás, G. y Nieto-Moreno, M. (2006). La evaluación de la depresión en adultos. En V.E. Caballo (Ed.). Manual para la evaluación clínica de los trastornos psicológicos. Trastornos de la edad adulta e informes psicológicos. (pp. 89-114). Madrid: Pirámide