¿Qué es la hipocondría? ¿Cómo se trata?

Preocuparnos por nuestra salud es una conducta adecuada porque nos ayuda a evitar ciertas enfermedades. Sin embargo, cuando dicha preocupación es irracional y excesiva y produce un deterioro significativo en las diferentes áreas de nuestra vida, (personal, familiar, laboral/académica o social), entonces ya hablamos de un Trastorno de Ansiedad por Enfermedad (o hipocondría).

Éste miedo irracional a padecer una enfermedad, se debe a que la persona  hace una interpretación errónea de sus síntomas somáticos. Por ejemplo, si se ve una verruga, la interpreta como un melanoma; o si nota un pinchazo en el corazón, lo interpreta como un infarto.

Dicha interpretación, le genera mucha ansiedad y para aliviarla, se hace repetidos chequeos médicos. En el momento en que se descarta la enfermedad, la persona alivia su ansiedad.

Por otro lado, la persona hipocondríaca, suele llevar a cabo conductas de evitación (por ejemplo, si nota que su corazón se acelera mucho corriendo, deja de hacer deporte, para evitar así que le de un supuesto infarto).

La hipocondría se manifiesta a través de diferentes tipos de síntomas:

Cognitivos

  • Preocupación excesiva por el propio cuerpo y por padecer diferentes enfermedades.
  • Atención selectiva focalizada en los síntomas somáticos y a sus posibles consecuencias negativas.

Emocional-fisiológicos

  • Ansiedad.
  • Miedo irracional.
  • Estado de ánimo depresivo.

Conductuales

  • Búsqueda repetitiva de información sobre síntomas y enfermedades (por internet, preguntando a expertos, amigos, familiares, enfermos, etc.).
  • Comprobaciones y autoobservaciones repetidas (suelen palparse diferentes partes del cuerpo en busca de bultos o medirse las pulsaciones o tomarse la tensión a menudo, etc.).
  • Aumento/disminución de las visitas a los médicos.
  • Disminución de la actividad laboral, social y de ocio.

Algunos de los factores que facilitan el inicio de este problema son los siguientes:

-Antecedentes familiares de hipocondría o ansiedad.

-Vulnerabilidad biológica, (hipersensibilidad interoceptiva o capacidad amplificada para percibir las propias sensaciones internas).

-Experiencias previas aprendidas (p.ej. haber sufrido errores médicos o muerte o enfermedad grave de un familiar).

-Problemas para afrontar situaciones estresantes.

-Creencias erróneas (hiperresponsabilidad, perfeccionismo, etc.).

-Atención selectiva a aspectos negativos.

-Estado de ánimo negativo.

Algunos de los factores que pueden facilitar el mantenimiento del problema son los siguientes:

-Preguntar constantemente a los médicos o conocidos para descartar la supuesta enfermedad. Estas conductas alivian la ansiedad que produce el miedo a padecer una enfermedad a corto plazo. Sin embargo empeoran el problema a largo plazo, (ya que, si el médico o familiar le dice a la persona que no tiene nada, la persona volverá a preguntarle en repetidas ocasiones para aliviar su ansiedad cada vez que note un síntoma, entrando así en un círculo vicioso, del que le será muy difícil escapar).

-Buscar información sobre enfermedades en diferentes fuentes, (internet, libros, televisión, personas enfermas, expertos, etc.).

-Evitar hacer actividades agradables, (esto puede llevar a la persona a quedarse aislada y a centrar su atención todavía más en las propias sensaciones somáticas, hecho que exacerbándose aún más su problema).

-Atención continuada por parte de familiares a las quejas de la persona.

¿Cuál es el abordaje psicológico más adecuado para este problema?

El tratamiento psicológico que ha demostrado mayor eficacia para el abordaje de este problema, es la Terapia Cognitivo Conductual, (TCC).

Algunos de los componentes que suele utilizar la TCC son los siguientes:

-Psicoeducación, (se explica a la persona y a sus familiares en qué consiste el TAE y los factores de inicio y mantenimiento del problema).

-Técnicas de relajación y respiración, (Relajación Muscular Progresiva de Jacobson, Respiración Abdominal, Relajación Autógena de Schultz, etc.).

-Mindfulness.

-Reestructuración Cognitiva (para cambiar determinadas creencias irracionales por otras más adaptativas).

-Exposición Interoceptiva a las propias sensaciones somáticas con prevención de respuesta.

-Entrenamiento a los familiares en técnicas conductuales, tales como extinción de las conductas no deseadas, (no hacer caso de las quejas o intentos de comprobación) y refuerzo positivo de las conductas deseadas, (premiarle cuando haga actividades agradables).

-Activación Conductual y Programación de Actividades Placenteras.

-Programación de hábitos saludables, (higiene del sueño, dieta equilibrada, práctica de ejercicio físico regular, etc.).

Los tratamientos cognitivo conductuales son específicos para cada persona, es decir, se individualizan para cada caso concreto. Para ello, se lleva a cabo una evaluación exhaustiva de los factores implicados en el origen y mantenimiento del problema y a partir de ahí, se consensúan los objetivos de la terapia con la persona y su familia para que todos se impliquen de manera colaborativa en su mejora.

Referencias bibliográficas:

Martínez, M. P., & Belloch, A. (2004). Efectos de un tratamiento cognitivo-conductual para la hipocondría en los sesgos atencionales. International Journal of Clinical and Health Psychology, 4(2).

Pastorelli, R. V., Bañón-González, S. M., Trigo-Campoy, A., Martín-Carballeda, J., & González-Vallejo, J. V. (2011). Trastorno hipocondríaco. Revista psiquiatría. com, 15, 1-26.

Rodríguez, C. F., & Martínez, R. F. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para la hipocondría. Psicothema, 13(3), 407-418.

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